La dimensión más importante para garantizar el bienestar genuino de una persona es el cultivo de su estabilidad emocional la cual depende del desarrollo de la empatía, amor y compasión ya que mucho de nuestra frustración, insatisfacción y dificultades vienen de encontrarnos encerrados en nosotros mismos.
Dentro del budismo tibetano se ha preservado un método especial para trabajar directamente con esta poderosa tendencia a centrarnos en nosotros mismos: la práctica contemplativa llamada tong-len en tibetano, o “dar y tomar” en español. La práctica de tong-len expone la profundidad de nuestro ensimismamiento y comienza a socavarlo. Es una práctica diseñada específicamente para eliminar ese obstáculo y muchos otros obstáculos que se interponen en el sendero de nuestro impulso natural hacia la bondad. La práctica de tong-len a veces se describe como una práctica de “intercambio de uno mismo por el otro”. Esto se debe a que el objetivo de tong-len es cambiar completamente ese patrón de ensimismamiento, hasta el punto en que, en lugar de ponernos a nosotros mismos primero, ponemos a los demás primero. La práctica de tong-len, “dar y tomar”, resume el cultivo contemplativo del amor y la compasión: la práctica de dar enfatiza el cultivo del amor, mientras que la práctica de tomar enfatiza el cultivo de la compasión.