Siddhartha Gautama, el Buda histórico, nació aproximadamente en el año 570 A.C. en el actual sur del Nepal, en el antiguo reino de Kapilavastu. Heredero del reino de su padre, el rey Shuddhodana, Siddhartha renunció a su vida palaciega con el objetivo de buscar la verdad y obtener la definitiva liberación del sufrimiento mundano, hecho que consiguió seis años después al obtener el estado de un Buddha o ser despierto bajo la sombra de una higuera en la actual ciudad de Bhodhgaya en India. Pasó el resto de sus ochenta años de vida compartiendo su sabiduría con todo tipo de personas.
También se le conoce como Buda Shakyamuni, quién no era un dios, ni profeta, era una persona común y corriente que a través de un enorme esfuerzo logró la certeza del entendimiento de la realidad y la liberación de las circunstancias insatisfactorias de la vida, la ignorancia, el apego y la aversión.
El budismo no es un sistema de pensamiento encauzado meramente en el saber por el saber. Su orientación primaria es la de saber para ser, comprendiendo la gran importancia que el conocimiento tiene cuando está realmente dirigido a transformar y enriquecer la interacción del hombre consigo mismo y su medio ambiente. La metodología primaria que la tradición budista utiliza en la exploración de la realidad es la razón, entendiendo por esta el aprovechamiento total de diversos y extraordinarios estados alternos de atención a los que el ser humano tiene acceso, con el objetivo de descubrir la verdadera naturaleza de la realidad.
El budismo se basa en cuatro elementos fundamentales:
El budismo es un sistema ético basado en la observación de los principios fundamentales de la naturaleza, tales como la tercera ley del movimiento de Newton, la cual plantea que: “a todo acción corresponde una reacción igual, contraria y de la misma identidad”. De la misma forma, el universo budista contempla que todo lo que hacemos, pensamos y decimos crea consecuencias de las que nosotros somos ulteriormente responsables.
Para el mundo budista el individuo es visto como el arquitecto de su propio destino. Es así que en un amplio sentido, contamos con la posibilidad de transformar de diversas formas nuestra vida. Sin embargo, es fundamental reconocer que nuestro presente es ahora el producto de nuestras acciones pasadas, de la misma forma que nuestro futuro será el resultado de nuestras acciones presentes.
Las escuelas budistas pueden ser divididas en tres grandes movimientos:
1. El Hinayana o “pequeño vehículo” se práctica en el sur y sudeste de Asia. Centrado en un planteamiento ético, este tipo de budismo enfatiza el cultivo de estados de concentración poderosos y el análisis de los múltiples factores de la percepción. Eleva a la Sangha monástica a un nivel muy importante y toma como meta de su camino o propuesta la obtención del estado denominado Nirvana (la plena cesación del sufrimiento y la confusión).
2. El budismo Mahayana o “gran vehículo” se práctica en el centro de Asia y algunos lugares del sudeste de Asia como Vietnam. Esta escuela hace prioritario el desarrollo de la compasión universal en el individuo, propone la generación de un nuevo modelo humano denominando Bodhisattva o “ser que aspira a la iluminación con el objetivo de ser de beneficio a todos los demás”. Con esto en mente, el desarrollo de una serie de perfecciones o paramitas tales como la paciencia, la generosidad, el entusiasmo que persevera, la ética, la compasión y la sabiduría son el camino directo a seguir. Propone como esencial el correcto y total entendimiento del vacío (shunyata) como antídoto para la ignorancia y las emociones y actitudes perturbadas que esta genera. Su meta es la obtención de la más plena y pura iluminación (samyak sambodhi) conocida como el estado de un Buddha.
3. El budismo tibetano también conocido como Vajrayana (vehículo del diamante) o Mantrayana (vehículo de la protección mental). Es un movimiento espiritual que tiene su origen en el Mahayana. Esta escuela enfatiza el entendimiento de la realidad ulterior conocida como shunyata o vacío de la total ausencia de identidad sólida y naturaleza inherente en todo fenómeno. Considera que la ignorancia de esta naturaleza es la razón central de la estructuración de emociones y actitudes perturbadas en los seres sensibles. El tantrismo utiliza símbolos y visualizaciones de deidades arquetípicas con el objetivo de actualizar aspectos fundamentales de la psique humana, dando paso a modificaciones que garanticen una autentica mejoría en nuestro modelo cognitivo y por lo tanto en la forma como nos relacionamos con el mundo. También posee complejas y profundas metodologías diseñadas para redirigir y optimizar el flujo de la energía nerviosa y electroquímica de nuestro cuerpo con el propósito de generar poderosos estados de conciencia a través de los cuales el acceso a la realidad absoluta sea más sencillo. Por último, en su nivel más elevado, le indica al practicante medios hábiles para reconocer la estructura esencial de la conciencia que en su aspecto más profundo existe y opera de forma no dual y directa.
Las escuelas más importantes de la tradición budista tibetana son:
* Nyingma
* Kagyu
* Sakya
* Gelug
La orientación fundamental de Casa Tibet es Gelug y Kagyu, aunque nuestra institución sirve como sede de todas las escuelas de budismo tibetano debido a su carácter ecuménico.
Casa Tibet México es una institución cultural y educativa no sectaria, fundada en julio de 1989 por Su Santidad el XIV Dalai Lama del Tíbet, como la primera representación cultural oficial del pueblo tibetano para Latinoamérica.
Inspirados en el eterno legado de compasión y amor de la cultura budista tibetana, es el propósito central de Casa Tibet México el hacer accesible a todo persona, sin distinción de credo, raza y orientación sexual, la cultura, arte, filosofía, ciencias y los métodos milenarios de desarrollo humano preservados en el “techo del Mundo”.
Enlaza al Plan Educativo de Casa Tibet México, Sede Guadalajara.